Se acabó, ayer disputamos y perdimos la primera de las semifinales de la final a cuatro de la liga Diputación de la provincia de Badajoz.
Una vez más, como otras tantas veces esta temporada nos presentábamos con bajas muy importantes pero con la ilusión de superarlas como habíamos hecho ya en situaciones anteriores.
El reto en esta ocasión era doblemente complicado porque además de ser unas semifinales, nos enfrentábamos al único equipo al que no habíamos conseguido ganar esta temporada, pero las ganas de hacerlo bien eran muchas.
De esta manera salimos al partido con un equipo en el que sólo Chelu puede considerarse pivot, y un pivot bajo, gran partido por cierto el que hizo. Nuestras posibilidades pasaban por correr, pero para eso hay que rebotear primero.
El partido comenzó tal como lo habíamos planteado, intentando defender fuerte y correr, nuestras dos primeras canastas fueron sendos contraataques de mi hermano Jesús. El partido se mantenía en los primeros compases igualado, Villafranca intentaba imponer su superioridad interior pero de momento aguantábamos bien y en ataque estábamos muy fluidos, atacando muy bien el aro.
Conforme avanzaba el partido nos íbamos sintiendo más cómodos, el equipo jugaba con muchísima soltura en ataque practicando un baloncesto muy vistoso lo cual nos hacía cobrar ventajas importantes en el marcador, les estábamos pasando por encima y nos íbamos al descanso con 21 puntos de diferencia después de un primer tiempo impresionante por nuestra parte. Es más, si no llega a ser por la gran cantidad de rebotes ofensivos que nos habían quitado, las diferencias podrían haber sido mayores.
En la segunda parte llegó el desastre, que más que desastre, podríamos decir que todo lo que en la primera parte había ido bien, comenzó a ir peor y no pudimos aguantar más su juego interior que hizo estragos. Además físicamente ya no estábamos tan frescos y al final lo notamos, yo me cargué de faltas, cometí la cuarta nada más comenzar el tercer cuarto y no volví a jugar hasta prácticamente el último.
En resumen, en vez de terminar de romper el partido, dejamos que ellos entrasen en él y para cuando el partido tenía que decidirse ya no estábamos en condiciones de ganarlo. Aún así, luchamos hasta el final, pero se nos hizo largo. De los 85 puntos de Villafranca diría que 60 fueron canastas debajo del aro. Teníamos más calidad que ellos y lo demostramos en la primera parte, pero en esta ocasión se impusieron los kilos. Desde luego, Villafranca si tiene algo bueno es saber detectar los puntos débiles del rival y aprovecharlos. Supieron hacer el juego que más les convenía y darnos donde peor estábamos, así que fueron justos vencedores.
Se acaba la temporada con el regusto amargo de perder un partido que al descanso parecía muy encarrilado, pero la verdad es que demasiado lejos hemos llegado con lo poco que hemos entrenado y jugando prácticamente sin pivots. En cualquier caso, nadie nos puede quitar el mérito de haber llegado hasta aquí y de haber dejado partidos y momentos en los que hemos desplegado un gran baloncesto.
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