martes, 17 de octubre de 2017

Ultrail La Covatilla, el reto del año!


El pasado sábado 14 de Octubre llegaba por fin, el día que teníamos marcado en el calendario desde primeros de año, cuando nos planteamos participar en la segunda edición del Ultrail La Covatilla, la carrera que diseño el año pasado Miguel Heras, uno de los mejores corredores de ultra trail del mundo. Desde el principio tuvimos claro que participaríamos en esta carrera, yo sinceramente me inclinaba más por hacerlo en el maratón (37 km), pero Elena siempre tuvo claro que quería hacer el ultra (80 km y casi 9.000 metros de desnivel acumulado). Al final se llevó el gato al agua y tras muchos entrenamientos, dudas y no pocas dificultades, nos plantamos en la línea de salida con toda la ilusión del mundo y dos objetivos claros, terminar la carrera y disfrutarla lo máximo posible.


Antes de nada y como siempre agradecer la labor de todos los voluntarios, siempre súper amables, ayudando y haciendo la vida lo más fácil posible a los corredores. Agradecer también a la organización las facilidades que nos dieron en varios momentos para apuntarnos primero al maratón, cambiarnos después a la Ultra y por último cubrir nuestro seguro una vez nos dimos cuenta que nuestra licencia no servía fuera de Extremadura, gracias!

Continúo con los agradecimientos a tod@s los amig@s y familiares que nos han estado ayudando y siguiendo durante la carrera, animando, empujando y compartiendo con nosotros cada km. Sois geniales!! ese grupo del whatsApp echado humo todo el día, guardaré todas esas conversaciones como oro en paño!! Y qué decir de Marisol y Teresa... mil gracias de nuevo, en esos momentos, eso valía más que cualquier gel, barrita o bebida isotónica del mundo, eso sí que fue gasolina de verdad.
Por último, agradecer de manera muy especial a Jose y a Nerea todo lo que nos han ayudado el día de la carrera, siguiéndonos (en su maratón particular... más de 30 km se marcaron!!) por toda la sierra junto con David y su padre, animándonos continuamente, guiándonos, mimándonos... puff, impresionante, sin palabras. Pero no sólo ese día, sino el resto de días que hemos compartido con ellos de entrenamiento, enseñándonos su sierra y haciendo que todo esto haya sido posible, gracias de corazón.

Una vez terminado lo más importante y lo que creo que ha hecho todo esto posible, paso a comentar la carrera. La verdad que las semanas previas a la misma las cosas se habían torcido un poco, Elena pilló un virus de gastroenteritis que la dejó ko dos semanas, ni siquiera pudo ir al X Trail de Artesanos al que estaba apuntada. Yo por mi parte tampoco tenía buenas sensaciones, pienso que por la tensión de pensar lo que se me venía encima.
No obstante, el viernes partíamos hacia Candelario dónde teníamos reservado el hostal para pasar el fin de semana. Parecía que ya nada podía impedir nuestra participación en nuestro primer gran Ultra de alta montaña, pero nada más lejos de la realidad, aún tendríamos que superar una última prueba... preparando el material antes de recoger los dorsales, Elena se da cuenta que se ha olvidado la mochila en casa, así que nos vamos como locos a Béjar para buscar una tienda de deportes dónde poder conseguir una mochila de trail para la ocasión... al final conseguimos comprar una que era más bien de treking, demasiado grande e incómoda... pero Elena como siempre en estos casos, decidió que algo como esto no daría al traste con sus aspiraciones de participar en esta carrera, y vaya que si participó, estrenando "material" y demostrando una vez más de qué pasta está hecha.


A las siete de la mañana salimos de la plaza de la Corredera de Béjar con los frontales encendidos y ya no dejaríamos de ascender hasta llegar a la cuerda del Calvitero previo paso por el primer avituallamiento y control de tiempo en el km 10 en la estación de esquí de La Covatilla. Impresionante y preciosa la subida al pico del Águila dónde hay un ambiente buenísimo a pesar de lo temprano que era, con mucha gente animando.  Unos 1.300+ para calentar!!


El pico del Águila con la gente animando de fondo.

Tras un par de km de tregua y muy bonitos por la cuerda mientras termina de amanecer, nos dirigimos en una técnica bajada a la tercera laguna del Trampal, dónde se separan las dos carreras, girando a la derecha el maratón buscando la cresta de la Ceja y siguiendo nosotros hacia abajo en una dificilísima, técnica e incómoda bajada hacia la central eléctrica de Solana en el km 21, donde está situado el segundo punto de control de tiempo.


Amaneciendo en la cuerda del Calvitero a unos 2.300 metros.


 En la central reponemos fuerzas para afrontar la que probablemente sea la parte más dura de la carrera, subir a la Laguna de Solana y remontar todo Hoyo Malillo (o Arroyo Malillo según dónde se mire... ), para acabar llegando al collado de Talamanca, unos 1.000 + en 7 km aproximadamente por unas zonas realmente técnicas, dónde el correr se antoja prácticamente imposible para los mortales.


Vista desde el avituallamiento de la central.




Sendero por el que se bordea la Laguna de Solana


Cascada equipada con cuerdas fijas para ascender por ella


El collado de Talamanca al fondo, hasta dónde teníamos que subir.

Una vez superada esta sección de la carrera nos dirigimos hacia el Torreón previo destrepe por mi antaño temido Paso del Diablo, el cual bajé con muchísima soltura y sin problemas, muy probablemente por haberlo hecho ya antes y saber cómo afrontarlo.



A partir de aquí comenzamos otra técnica bajada hasta Hoyamoros para discurrir por sus bellísimos parajes y seguir descendiendo siempre por terreno técnico y complicado hasta la dehesa de Candelario. Los km y sobre todo la dificultad técnica de la prueba hacen estragos. De nuevo toca subir, esta vez al canchal de la Muela, terreno conocido ya de la carrera Techo de Extremadura de la Garganta. Afrontamos el mismo descenso que se hace en ella hasta el Corral de los Lobos para posteriormente desviarnos ya dirección Hervás por la dificultosa calzada romana buscando el avituallamiento de vida en torno al km 50 de la prueba.

Este momento fue clave, yo llegué primero y me encontré con la sorpresa de Marisol y Teresa:


Hice un avituallamiento muy tranquilo, me cambié la camiseta, rellené bidones y comida. Sabía que Elena venía cerca y fuerte, justo cuando me iba a ir entró ella en el pabellón, en ese momento segunda de la general femenina, con la primera clasificada aún allí también y la tercera entrando minutos después de ella!!


Decidí esperarla para intentar acabar la carrera juntos, a esas alturas de carrera, con esos km y esas horas, su cabeza y fortaleza tiran tanto como mis piernas cuando el tiempo y los km son menos.


Salimos juntos, con un subidón de adrenalina de escándalo, tenemos a la vista a la primera clasificada, pero en ese momento comienza una interminable subida hasta la garganta, con una primera parte muy dura por la pendiente y el calor (hemos descendido desde los casi 2.400 metros del Torreón hasta los 600 de Hervás). Elena que ha parado poco en el avituallamiento para salir rápido tiene un pequeño bajón y nuestro ritmo baja mucho, vemos como la primera clasificada se aleja con un ritmo inalcanzable y además nos pasa también la tercera muy fuerte.
Superamos ese bajón con cabeza y recordando que nuestro objetivo es terminar la prueba y hacerlo disfrutando lo más posible. Poco a poco Elena se recupera y de nuevo comienza a correr, ahora parece que soy yo el que tiene el bajón y le digo que no puedo correr, andamos un poco hasta que me recupero. Conseguimos llegar a La Garganta y partir de aquí creo que hicimos una carrera buenísima, conseguimos acompasarnos muy bien, corrimos todo lo que se podía correr y fuimos superando todas las dificultades que nos encontramos juntos y disfrutando del camino hasta tal punto que, una vez superada la última gran subida a Peña Negra, y ya con los frontales de nuevo encendidos, nos lanzamos en un rápido descenso hasta Béjar, corriendo quizás los km más rápidos de toda la carrera, con 74 km ya en las piernas y buscando bajar de las 14 horas. Lo conseguimos, entramos juntos en meta, en las posiciones 26 y 27 de la general, con Elena 3 de la general femenina, 2 de su categoría y yo el 10 de la mía. Pero esto, al final, es secundario, lo que queda es la ilusión de haberlo conseguido, el camino recorrido juntos, el haberlo compartido con familiares y amigos, haber disfrutado, sufrido, en resumen, haber vivido.




Gracias de nuevo a tod@s los que nos habéis ayudado de una u otra forma a hacer esto posible.

Os queremos!!