Ayer domingo 20 de febrero, participé en el que ha sido mi segundo maratón de asfalto, de nuevo, como en 2016 fue el Zurich Maratón de Sevilla.
Han sido un camino complicado por las circunstancias en las que nos venimos encontrando desde hace ya demasiado tiempo, pero con trabajo y constancia he conseguido completar el plan de entrenamiento de 12 semanas que me propuse y estoy muy satisfecho y contento con el resultado y el camino recorrido.
No he fallado ni un sólo día de lo estipulado en esas 12 semanas de las que dejo el registro.
El fin de semana ha sido genial, con familia, deporte, nervios, una carrera durísima tanto mental como físicamente y final feliz.
El objetivo para el que había estado entrenando era para intentar hacer sub 3 horas, intentar competir a 4:14 o 4:15 minutos el km.
Las dudas (buenas) llegaron tras la Media Maratón de Sevilla que corrí tres semanas antes y que me salió genial con buenas sensaciones y un tiempo mucho mejor del que esperaba. Eso me ha generado muchísimas dudas sobre si arriesgar y replantear el plan y los ritmos o por el contrario ceñirme al plan, ser conservador e intentar asegurar las 3 horas.
Las semanas posteriores a la media maratón han sido complicadas por temas personales y la verdad es que a pesar de que recuperé muy bien, conforme ha pasado el tiempo mi sensación era de no estar fresco y las semanas en las que se suponía que ya estaba bajando la carga y entrenando menos para llegar a tope han sido de muchas dudas e inseguridad.
En resumen, mis sensaciones no eran las mejores y la verdad es que no llevaba un plan claro más allá de salir e intentar guiarme por las sensaciones que fuese teniendo en carrera que fue lo que hice en la media.
La verdad es que creo que arriesgué porque enseguida comencé a ir a un ritmo medio de unos 4 minutos el km segundos arriba o abajo muchas veces. Desde el principio noté que no iba fino como en la media maratón, al final era un ritmo que podía mantener, pero, ¿por cuanto tiempo? fue una lucha mental constante porque por un lado pensaba que podía pinchar y ni llegar... tirando todo el trabajo hecho por la borda, máxime cuando las sensaciones tampoco eran de ir tan fácil. Y por otro lado pensaba que el trabajo estaba hecho y tenía que salir a pesar de todo... lo dicho, mentalmente ha sido una lucha constante durante los 42 kilómetros.
Al final, uno es cabezón y si algo se aprende en montaña es a sufrir y aguantar, y eso hice, ir pasando kilómetros intentando concentrarme en mantener el ritmo, vigilar la hidratación, la alimentación y pensar que podría conseguirlo, o que a unas malas cuando llegase el momento, si llegaba, de pinchar, intentar minimizarlo y salvarlo con lo que ya llevase ganado hasta entonces.
Y se llegó y se superaron con creces las expectativas, aquí dejo mi clasificación y el registro de la carrera del garmin.
Al final, un tiempo de 2 horas y 52 minutos que me sabe a gloria después de tanto esfuerzo y me hace sentir orgulloso del trabajo realizado y el camino recorrido hasta llegar aquí.
Nada de esto hubiera sido posible sin la ayuda de Elena y los niños, que me han aguantado todo este tiempo y me acompañaron todo el fin de semana dándome todas las fuerzas y ánimos que necesitaba. Ha sido un fin de semana genial y principalmente lo ha sido por compartirlo con ellos, porque en muchos momentos de tensión te sientes orgulloso de escuchar, "papá tranquilo, lo importante es que te lo pases bien y lo hagas lo mejor que tú puedas, lo importante es esforzarte y disfrutar" y en ese momento miras a tu referente de cabellera pelirroja y piensas... "joder, pues algo estaremos haciendo bien no?".